domingo, 4 de enero de 2009

SIEMPRE SUFREN LOS MISMOS

Cuando escuché la noticia exclamé: ¿Cómo es posible? y continué con la siguiente pregunta: ¿De dónde saca el gobierno el 2,4% de inflación en el mes de noviembre de 2008?
Me pareció increíble; es decir, no creíble, que, después de vivir durante todo el año 2008 con una inflación muy elevada, ésta hubiera caído súbitamente al 2,4%, muy cerca de lo previsto por el gobierno. Luego recordé que el tipo de inflación de noviembre sirve de referencia para la actualización de las pensiones y, naturalmente, a menor tipo mayor ahorro para las arcas del Estado. Por eso, aunque parezca que soy mal pensado, por mi mente pasaron sospechas de que este tipo de inflación de noviembre había sido convenientemente manipulado por las autoridades, a las que quizá importe muy poco los problemas, las penurias y las dificultades de muchos jubilados y pensionistas, que, al fin y al cabo, son personas a las que queda poco tiempo para quejarse y que, además, son incapaces de unirse y formar un colectivo que, con sus votos, podría quitar o poner gobiernos.

Es cierto que durante noviembre y diciembre de 2008 han bajado los precios de los carburantes, pero no es menos cierto que el precio de los alimentos básicos no se ha reducido y se mantiene al nivel que alcanzó hace algunos meses cuando sufrimos una oleada de subidas injustificadas, pero que quisieron justificarnos con la elevación del precio de los cereales, por la gran demanda que había de los mismos para la fabricación del biodiesel, y también del pan, de los piensos, de la leche y sus derivados, y prácticamente de todos los productos que componen la cesta alimentaria. Y ese incremento de precios llevó a la inflación a moverse durante los primeros meses de 2008 a niveles superiores al 4%, llegando en marzo al 4,6% y en julio al 5,3%, que fue su cota más alta, y solamente en octubre se situó en el 3,6%. Estos porcentajes nos muestran que durante doce meses, de noviembre 2007 a octubre 2008, la inflación media fue superior al 4% o quizá al 4,3% ó 4,5%. Por tanto, hay que pensar que la actualización de las pensiones no se hace para que el pensionista o jubilado no pierda poder adquisitivo, pues presentarlo así es una falacia, ya que existe una evidente pérdida de poder de compra. ¿Quién va a resarcir a los pensionistas de la elevada inflación que han tenido que soportar durante prácticamente todo un año? Otra cosa sería si el gobierno, velando por el bienestar de los ciudadanos que dependen de una pensión, y en un acto de verdadera justicia, efectuara la actualización aplicando el porcentaje que resultara de hallar la media aritmética de la inflación publicada mensualmente durante los últimos doce meses.

Si no se va a hacer así, y no se piensa ni siquiera en modificar para el próximo futuro la norma vigente, pensionistas y jubilados seguirán siendo los grandes perjudicados, como ya les ha ocurrido recientemente con la bajada de los tipos de interés, que les ha dejado sin ese modesto ingreso que, en algunos casos, les proporcionaba el pequeño ahorro que, como hormiguitas previsoras, fueron creando peseta a peseta o euro a euro. El sufrimiento, por una causa o por otra, sigue siendo el patrimonio de los mayores.

3 de enero de 2009

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