jueves, 22 de enero de 2009

LA IMPORTANCIA DE LA INFORMÁTICA

Hace unos días llamé por teléfono a un taller oficial de reparación de automóviles para que me dieran una cita para revisar mi vehículo y, sorprendentemente, me dijeron que no podían darme la cita solicitada, de la misma forma que en otras ocasiones, porque su sistema informático estaba estropeado. Me rogaron que llamara más tarde, a ver si el problema ya había sido solucionado, pero cuando volví a telefonear la situación no había cambiado. Finalmente, cogí mi coche y me presenté en el taller y, además de disculparse por los inconvenientes surgidos, me prometieron hacer aquel mismo día la revisión solicitada, y cumplieron su promesa. Sin embargo, la hoja de recepción, el parte de trabajo y la factura que me presentaron al final de la jornada se hicieron a mano, pues a lo largo de todo aquel día el sistema informático no funcionó. Me fui del taller con la sensación de que habíamos retrocedido a comienzos de la segunda mitad del siglo XX, cuando los ordenadores personales, los populares PCs, todavía no habían llegado a nuestras vidas. Y es que la informática ha transformado de tal manera la forma de trabajar, de ordenar las labores, de acortar los tiempos, de hacer fácil lo difícil y hasta de hacer bello lo feo y desagradable, que cuando se enfrenta una persona, acostumbrada ya a la informática, a un documento hecho a mano, con una caligrafía mediocre, con unos números casi garrapateados y con unas alineaciones torcidas, siente instintivamente una sensación de rechazo por aquel documento, en el que ve vulgaridad, desorden y atraso.

Y como consecuencia de lo relatado anteriormente, me vino a la cabeza el problema que leí hace poco en los periódicos y que también pude ver comentado en la televisión: La falta de regulación oficial de los ingenieros de informática. Indagué un poco sobre este asunto y empecé a conocer normas tan extrañas para mí como la llamada Transposición de la Directiva de Servicios, como consecuencia de la cual se creó el Grupo de Trabajo Interministerial para el estudio y aplicación de la mencionada norma, pues, según parece, se pretende hacer homogéneas en todos los países de la Unión Europea las distintas leyes y disposiciones relativas a una misma materia, servicio o actividad. Visto así, si es que mi interpretación es correcta, resulta lógico que, dentro de la gran nación europea, como llegará a ser la presente Unión Europea, las leyes sean iguales en todos los territorios. Sin ninguna duda, un cambio de tal naturaleza tendrá que ser un parto muy doloroso, pues la criatura que nazca será robusta y de gran peso.

Pero siguiendo con mi pequeña y escasa investigación, me he encontrado con algunos aspectos que son difíciles de entender, y que vienen a demostrar, una vez más, que los intereses creados, el corporativismo, las luchas políticas, el ansia de poder, la intransigencia, la insolidaridad y otros demonios que se empeñan en romper el entendimiento, la buena voluntad, la equidad, la justicia en su estado primigenio y la lógica, ponen trabas para que todos los ciudadanos sean tratados por igual, a pesar de que nuestra Constitución, en su artículo 14, diga que todos los españoles somos iguales ante la ley.

Hago esta reflexión porque me he enterado de que los ingenieros informáticos no están teniendo las mismas prerrogativas y derechos que tienen otras personas con títulos universitarios diferentes. Y cuando yo pregunto por qué ocurre esto, recibo una respuesta incongruente y sin fundamento: Porque la profesión de ingeniero informático no ha sido regulada. Quizá sea porque es una profesión muy joven, pero esto no parece una razón suficiente, porque el propio hecho de que el Estado español conceda un título de grado superior entraña la obligación de que a esta disciplina universitaria se le concedan los mismos derechos, prerrogativas y acciones que a otras profesiones de igual rango, como pueden ser las de arquitecto, ingeniero industrial, ingeniero de telecomunicaciones, químico, abogado, médico, etc., por citar algunas profesiones bien conocidas. Por tanto, si la profesión de ingeniero informático no ha sido regulada todavía, pues hágase la regulación de forma inmediata, ya que mientras no se efectúe, existirá un agravio comparativo y una injusticia latente. En profesiones reguladas no se consiente el intrusismo, y, por tanto, no se concibe que la medicina la pueda ejercer una persona que no haya estudiado nada, o solamente algunas asignaturas, o que únicamente tenga experiencia como curandero, o que alguien pretenda defender una causa ante los tribunales de justicia habiendo estudiado solamente el primer año de Derecho, por muy buenas notas que hubiera obtenido, o que un proyecto para levantar un edificio de veinte pisos lo pueda redactar y firmar una persona que sólo hubiera estudiado en el bachillerato matemáticas y geometría, pues en todos estos posibles casos, y, por supuesto, en los relativos a otras profesiones, es condición “sine qua non” que la persona tenga una titulación universitaria oficial, concedida por el Estado y firmada por las autoridades académicas en nombre del máximo mandatario de la nación. Entonces ¿por qué se consiente el intrusismo en la profesión de ingeniero informático y el propio Estado pone trabas e inconvenientes a la debida regulación oficial de esta profesión?

Por otro lado, no sabemos para qué se creó hace relativamente poco el Ministerio de Igualdad, pues hay que pensar que no solamente sería para regular la igualdad de géneros; es decir, el mismo número de personas masculinas y femeninas en cualquier profesión, actividad o empleo, pues la igualdad y la ecuanimidad debe alcanzar a todos los órdenes de la vida, para que los derechos y obligaciones sean iguales para todos, y que no se produzcan aberraciones tan disparatadas como negar la regulación a los ingenieros informáticos, que tienen titulación superior, permitir el intrusismo sin ninguna limitación y devaluar alegremente una profesión cuyo estudio es tan duro, difícil, largo y complicado, si no más, que los que se cursan para obtener otras titulaciones, que sí están debidamente reguladas. Por eso, pido a la Sra. Ministra del citado Ministerio de Igualdad que se interese ya, sin más demora, por resolver el agravio que están sufriendo los ingenieros de informática, porque es algo que atañe directamente a su Ministerio.

Después de lo expuesto anteriormente, comprendo las quejas de los ingenieros informáticos y de los estudiantes de esta disciplina universitaria, y, además, pienso en el enorme peso específico que tiene esta moderna profesión. Recuerdo mi petición de una cita en el taller automovilístico y entiendo la tremenda dependencia que tenemos actualmente de los sistemas informáticos. ¿Alguien ha pensado que la musculatura más importante de la nación se mueve con los impulsos electrónicos de la informática? ¿Qué ocurriría si todos los ingenieros informáticos que son los guardianes, cuidadores, sanadores y reparadores de la informática se declararan en huelga y no funcionaran los sistemas? Posiblemente, sería una situación más allá del caos total. Alguien del gobierno tendría que pensarlo. No es bueno que exista una espada de Damocles pendiendo sobre nuestras cabezas.

Luis de Torres

22 de enero de 2009

1 comentario:

Jacinto Ruiz dijo...

Muchas gracias por la reflexión.
Un saludo.

Un Ingeniero en Informática.