viernes, 5 de marzo de 2010

LIMPIA, FIJA Y DA ESPLENDOR

LIMPIA, FIJA Y DA ESPLENDOR

Cuando leo o escucho alguna frase que, según mis conocimientos y criterio, me parece que contiene algún error lingüístico, me acuerdo del lema o divisa de la Real Academia Española y pienso que todavía queda mucho por hacer en lo relativo a la limpieza del español, esa herramienta de singular belleza, sonoridad y construcción que utilizamos millones de personas para entendernos a la perfección en todos los órdenes de la vida, sean éstos comerciales, jurídicos, educativos, religiosos, festivos, amatorios, o de cualquier otra clase.

Sin embargo, la llegada de la democracia, especialmente la democracia a la española, que dista mucho de las democracias anglosajonas y de otras cercanas a nosotros, ha introducido en nuestra lengua, a través de esa fractura de la patria hispana, que conocemos ahora como las comunidades autónomas, una indeseable contaminación que resta ese esplendor que persigue la Real Academia Española. Me refiero al uso en la lengua española de topónimos que corresponden a otras lenguas, que lejos de enriquecer el idioma español lo empobrecen y menoscaban, y lo peor de todo ello es comprobar que este alejamiento del purismo lingüístico lo practican preferentemente algunos periodistas, locutores de radio, presentadores de televisión, personas que adquieren cierta fama y relieve, y determinadas empresas que desarrollan su labor en los medios de comunicación, aunque, afortunadamente, en algunos casos de las citadas profesiones y actividades se observa un cuidado exquisito en mantener la pureza de la lengua, que es de agradecer y de loar.

Ahora nos encontramos en la lengua española, y sólo citando unos cuantos casos, que Alicante es “Alacant”, las Islas Baleares son “Illes Balears”, La Coruña es “A Coruña”, El Grove es “O Grove”, San Sebastián es “Donostia”, Fuenterrabía es “Hondarribia”, Orense es “Ourense”, Lérida es “Lleida”, Tarrasa es ”Terrassa”, San Baudilio de Llobregat es “Sant Boi de Llobregat” y Villajoyosa es “La Vila Joiosa”, y otros muchos cambios que no es cuestión de mencionar aquí. Sin embargo, lo que más llama la atención es que, además de los topónimos, también se han introducido cambios en los artículos, y así nos encontramos con que el artículo determinado masculino singular “el” se ha convertido en “O”, como en “O Grove”, y el artículo determinado femenino singular “la” ha pasado a ser ”A”, como en “A Coruña”.

Yo no tengo nada que objetar si en lenguas como el vascuence, el catalán, el valenciano o el gallego se desestiman los topónimos españoles y se utilizan los correspondientes a su propia lengua, pero lo que no me parece correcto ni aceptable es que la lengua española se vea modificada y alterada con nombres que no le son propios. Si se habla o escribe en español hay que utilizar los nombres en español y la gramática y ortografía españolas, porque si seguimos por el camino que ha trazado la democracia actual, de mezcolanza de lenguas, un día nos encontraremos con que Londres es “London”, Ginebra es “Genève” o La Haya es “Den Haag”.

5 de marzo de 2010

Luis de Torres

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