viernes, 12 de marzo de 2010

ESPAÑA SE VISTE DE LUTO

ESPAÑA SE VISTE DE LUTO

A principios de este mes de marzo muchos españoles nos quedamos estupefactos e irritados, a la par que apenados, al contemplar en la televisión cómo algunos políticos felicitaban a la ministra Bibiana Aído, y, asimismo, se felicitaban entre ellos, con evidentes signos de alegría y satisfacción, porque en el Senado se había votado a favor de la llamada Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo 2/2010 de 3 de marzo, que es tanto como decir que ya se había implantado en España el aborto libre, que es lo que perseguían los políticos progresistas y algunas personas que, sin estar en la política, tienen o pueden tener intereses económicos en la destrucción de la vida.

El gobierno socialista, en contra del clamor del pueblo soberano, que ya ha salido más de una vez a la calle para proclamar que está en contra del aborto, y sí a favor de la vida de la persona no nacida, que desde el mismo momento de la fecundación ya es un ser humano, aunque haya quien lo niegue de forma aberrante, no hace caso de los ciudadanos honrados, honestos y justos que, lejos de defender ideas políticas o religiosas, están simplemente en contra del supuesto derecho a terminar con la vida de los inocentes, porque la fecundación, la gestación y el nacimiento pertenecen a la ley natural de la reproducción de las especies. Los que defendemos esta ley natural no somos unos atrasados mentales, ni unos timoratos que estamos en contra del avance de la civilización, ni defendemos ninguna religión (aunque tengamos derecho a profesar alguna), ni somos de izquierdas, de derechas o de centro (aunque también podemos tener nuestras ideas políticas), si no que, por encima de cualquier otra cuestión sobre las relaciones humanas, defendemos la maravilla natural que es la vida, ésa que ya disfrutamos los que recibimos la luz del sol y también la de aquellos seres que están todavía en el vientre de su madre, para que un día feliz puedan ver esa luz del sol, que no en vano al hecho de nacer se le llama “dar a luz”. Comenzar el ciclo de la reproducción para después, caprichosamente, destruirlo es un atentado contra las leyes inmutables de la naturaleza, y para las leyes humanas, derivadas del derecho natural, es un crimen.

En la Ley Orgánica 2/2010 de 3 de marzo abundan las justificaciones para que se pueda proceder a la interrupción voluntaria del embarazo, pero, por mucho que se quiera, no se puede justificar lo injustificable, ni convertir en un derecho lo que es un acto criminal. ¿Se ha pensado en el trauma moral que tiene que llevar en su corazón una madre que haya abortado voluntariamente? ¿Y, por otro lado, ¿se tiene en consideración la forma de pensar o de sentir del padre que sabe que su hijo ha sido asesinado?
España, o buena parte de España, está de luto. La mencionada ley es una desgracia que nos ha traído el progresismo, y si algún día tenemos un gobierno que respete la vida tendrá que derogar la ley 2/2010 de 3 de marzo, y, posiblemente, también se verá obligado a pedir responsabilidades a los que, de forma imprudente, y olvidándose de la ley natural, nos han traído el dolor y la miseria moral de la citada ley.

12 de marzo de 2010

Luis de Torres


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