martes, 18 de diciembre de 2007

CARRIL BICI

Primero fueron los inmigrantes los que, quizá siguiendo con alguna costumbre de sus países de origen, empezaron a invadir las aceras de Murcia, y sin duda de muchas otras localidades, con sus bicicletas, y algunos hasta con ciclomotores, pero después, y en vista de que nadie ponía coto a tan incorrecta acción, algunos indígenas españoles se apuntaron a la novedosa costumbre y también comenzaron a cabalgar en sus vehículos de dos ruedas por las aceras de la ciudad de Murcia. Y nadie, con autoridad suficiente, cortó de raíz esta alteración fraudulenta del uso de las aceras, que siempre habíamos creído que estaban ahí únicamente para los peatones, y que sólo podían ser holladas por los zapatos, sandalias, alpargatas y otros tipos de calzado de los humanos, pero no por los neumáticos movidos por tracción humana o con motor de explosión.


Este cambio en el tipo de circulación por las aceras, que no añade ningún enriquecimiento a la vida ciudadana, como algunos dicen que sucede con las aportaciones de los inmigrantes, sino que entraña un peligro constante para los peatones, no parece importar ni mucho ni poco a las autoridades, pues no se ve que hagan algo para erradicar este peligro de nuestras aceras, y algunos nos tememos que hasta que no ocurra algún accidente, con herido grave o menos grave, o con algún muerto, que sería terrible, pero no imposible (observando la forma imprudente con que circulan algunos invasores de las aceras) las autoridades no saldrán de su letargo e inactividad.


Desgracidamente, hasta el momento, los vehículos siguen invadiendo y colonizando nuestras aceras, y la corporación municipal, con el Sr. Alcalde a la cabeza, sigue ignorando el problema. O quizá nuestros ediles piensen que haciendo un carril bici desde la Fica al Raal ya han cumplido con su cometido, o que la carencia de carril bici en Murcia capital justifica y hace lógico que se supla con la invasión de las aceras. Veremos qué pasa si algún día se produce una desgracia. Nadie asumirá la responsabilidad, pero ésta existirá y alguien tendrá que pagar por la negligencia y la desidia actuales.

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